Detrás de Spaincards hay un chico muy normal, actualmente combino las apuestas con mi trabajo en comunicación digital. Más allá de eso no me queda demasiado tiempo libre. Afortunadamente en los últimos años por estudios o trabajo he podido residir grandes períodos en el extranjero, algo que me ha permitido unir todo esto con viajar, que más allá del fútbol es mi gran pasión.

Si mis seguidores no lo han notado, ni los resultados se han visto mermados es porque realmente no ha afectado a mi labor. Actualmente ya estoy asentado de nuevo en ‘casa’, pero en estos años he mandado apuestas desde mi cuarto de estudiante en Bélgica, desde un hostalito en Rumania o desde una biblioteca pública en São Paulo. Únicamente tienes que asegurarte de controlar bien los horarios, llevar siempre el portátil encima, asegurarte de que vas a tener una decente conexión a internet allá donde vayas y tener un buen servicio de VPN para seguir todos los partidos. Al fin y al cabo, lo único importante es tener tiempo para estudiar bien todas las apuestas y ver el número máximo de partidos posibles.

- Tras una etapa como tipster free en Blogabet, pronto diste el salto al Premium en BetStyle ¿cómo fue ese cambio?

Evidentemente fue un cambio muy importante. En mi etapa inicial en Blogabet subía apuestas sin tener apenas seguidores detrás, una vez que fui consiguiendo resultados se fue sumando gente y, especialmente desde que pasas a ser Premium, el servicio cambia porque tienes que centrarte en trabajar para los demás, ser mucho más estricto con el uso de las unidades y orientarlo todo para el servicio que das a tu cliente. Afortunadamente gracias a los resultados todo fue bien desde el inicio y eso me ha dado algo de margen para aprender y corregir progresivamente los errores que podía estar cometiendo.

No creo que haya ningún secreto, únicamente la especialización en un mercado y en unas ligas en concreto. Creo que las tarjetas es un mercado de tendencias especialmente dinámicas que nos obliga a estar siempre atentos para sacarle el máximo provecho. Conocer todos los detalles posibles de ese mercado, ser metódico y, sobre todo, ver el mayor número posible de partidos para entender las tendencias de los árbitros y equipos y las razones de los ‘resultados’ de cada partido. Independientemente de que aciertes o no con el pick tienes que saber si tu lectura del pronóstico ha sido buena o sí te has equivocado de pleno. 

Por un lado está la especialización, como dije antes tienes que seguir los máximos partidos posibles para aprender de posibles errores y, por otro, está la saturación.
Creo que un tipster debe dedicarle muchas horas a sus pronósticos pero también pienso que una sobrecarga de trabajo puede hacer que nos saturemos y que esto nos impida tener una perspectiva clara de las competiciones que mejor manejamos. Por mi dinámica de trabajo actual, aunque siempre actualizo mi base de datos en las principales ligas europeas, sería imposible manejar 4-5 competiciones. Además creo en las apuestas se vive todo muy intensamente y el riesgo de desgastarse si uno no evita cargarse de trabajo más de la cuenta puede implicar que nuestra trayectoria como tipsters se acorte significativamente.

- ¿Y esa manía de hacernos sufrir con los unders?

Apostar a un under es lo más feo que hay en las apuestas, especialmente si vas a seguir el evento. El over es lo fácil psicológicamente y es lo que todo el mundo sabe leer, pero al fin y al cabo nuestro trabajo es encontrar valor en los pronósticos aunque eso implique estropearnos un rato de buen fútbol o que se quede cara de pardillo por haberte comido un under en un derbie o en un clásico. En cualquier caso las tendencias cambian e intento que no se convierta tampoco en ninguna manía y ceñirme a los márgenes que me doy para apostar, independientemente de sí es un over o un under.

- Al igual que los comités de árbitros ¿tú también tienes una ‘nevera’ para mandar a los árbitros que te fallan?

Jajaja. Bueno, no exactamente una ‘nevera’, pero sí que intento ser más precavido con árbitros o equipos que están teniendo comportamientos que se escapan del concepto que tenía de ellos. Intento evitar tocar líneas ajustadas de esos árbitros o equipos hasta intentar determinar si esos ‘comportamientos extraños’ han sido fruto de actuaciones puntuales o sí, por el contrario, estamos ante un cambio de tendencia.

- ¿Y el VAR? ¿Te gusta?

Me encanta. Es el cambio más relevante en las normas de fútbol que yo recuerdo. No acabará con la polémica pero sí que va a acabar con un 80%-90% de las injusticias graves de los partidos. Todos teníamos dudas sobre su aplicación y creo que hasta los más reticentes han quedado satisfechos.

Además creo que su implantación ha estado muy bien testada previamente y se ha concebido bajo un concepto no demasiado intervencionista. Eso es muy positivo para el fútbol y ha facilitado la aceptación general. Evidentemente es un cambio demasiado grande como para que no haya cosas que pulir y que mejorar. Se desarrollará más con el paso del tiempo y tendremos una herramienta muy potente que creo que aportará muchas más cosas buenas que malas.

- ¿Crees que afectará la incorporación del VAR al mercado de tarjetas?

Sí, evidentemente el VAR va a suponer un cambio importante en el arbitraje y sus efectos ya los veníamos viendo en otras ligas donde se había aplicado. En cualquier caso también afectan las reuniones y actualizaciones periódicas que mantienen los árbitros y el videoarbitraje no deja de ser únicamente un factor más al que estar atento. 

- ¿Qué opinas del mundo de Twitter Apuestas? ¿Cómo llevas los elogios y las críticas?

Para lo bueno y para lo malo es el escenario donde nos movemos. Como en todo hay que diferenciar quién comenta o te crítica con razón y al que únicamente comenta para fastidiar. Aunque uso mi perfil de twitter para conversar con mis clientes, la verdad es que no me prodigo demasiado interaccionando, evito cualquier polémica e intento centrarme en las apuestas.

Lo que sí que he descubierto con el tiempo es que los que te elogien desmesuradamente serán los primeros en machacarte a las primeras de cambio. ‘Afortunadamente’ tras la euforia inicial de mi llegada al premium vino una mala racha de dos meses que me permitió hacer una selección natural de los clientes, actualmente esos que se quedaron cuando vinieron mal dadas son la base de mis seguidores actuales y son los que me permiten trabajar con tranquilidad.

- ¿Te arrepientes de algo a lo largo de estos años?

Más que arrepentirme, hay cosas que simplemente no volvería a hacer. Por poner un ejemplo, recuerdo que tras un inicio muy bueno, yo también me dejé llevar un poco por esa euforia inicial y tengo algún tuit bochornoso donde me mostraba ‘demasiado expresivo’ con mis resultados. Por suerte no duró mucho la tontería y no tarda uno en darse cuenta que, si quiere trabajar seriamente, esas cosas acaban sobrando. De todos modos aún llevo la ‘L’ como tipster y seguro que volveré a equivocarme en muchas otras cosas.

- ¿Crees en la mala suerte en las apuestas?

El azar puede existir en momentos puntuales pero no suele tardar demasiado en compensarse. Por lo general no me transmiten confianza los que buscan excusas o argumentos externos para justificar sus malos resultados. Suele ser un síntoma de que no están viendo con suficientemente perspectiva la realidad y eso, probablemente, les impedirá mejorar a medio plazo.

- ¿Qué les dirías a las personas que están empezando en las apuestas?

Aquí tenemos que diferenciar a los que juegan por simple entretenimiento y a los que quieren ganar dinero. A los primeros únicamente les diría que controlen bien cuánto están dispuestos a perder. A los segundos que aprendan de los errores y que eviten los vendehumos, que lleven un control de sus apuestas, que se informen bien antes de seguir a un tipster por si se adapta a sus posibilidades, que lean sobre la gestión del bank y, sobre todo, que se equivocan si piensan que van a ganar con las apuestas sin un mínimo de paciencia y disciplina.


En una palabra:
¿Cuál crees que es la mayor virtud que puede tener un tipster? La racionalidad.
¿Y el mayor defecto? La obstinación.